Tuesday, August 27, 2013

Not finished as usual



Elisa se levantó temprano aquella mañana, abrió los ojos y parpadeó perpleja. Sintió un leve mareo, pero se incorporó de inmediato. Abrió la ventana de par en par, se asomó enérgicamente y saludó con su característica sonrisa a Carmen, su vecina desde hacía cuatro años.   
Carmen tenía alrededor de setenta y cinco años, su rostro era pálido pero su mirada era fuerte y penetrante. Sus cabellos eran blancos, perfectamente cuidados, con ondulaciones discretas que terminaban en sus hombros. Tenía dos hijos, pero ambos vivían fuera de la ciudad. Uno de ellos, Guillermo, trabajaba en un prestigioso restaurante en Madrid y acudía a la ciudad en contadas ocasiones. Daniela, su otra hija, era historiadora, por tanto no tenía un lugar estable y constante puesto que se pasaba la vida viajando. En esos tiempos, casualmente, estaba en el país, en Florencia. Daniela siempre decía que se sentía privilegiada de su trabajo puesto que era capaz de revivir el pasado. Viajaba a tiempos remotos, imaginaba sucesos hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, volvía a la cruda realidad. 

Elisa nunca le preguntaba a la anciana por sus hijos ya que sabía que si lo hacía, su mirada se volvía triste y un gran nudo oprimía su garganta, así que siempre dejaba que fuera Carmen quien empezara a hablar de ellos, de sus vidas y de cuánto los echaba de menos.
Aquella mañana, Elisa preparó un tazón de leche como de costumbre y se lo tomó mientras  hojeaba el periódico aunque tenía el pensamiento muy lejos de aquellas páginas.

OTRO DÍA MÁS



Otro día que pasa ante nosotros, las nubes se mueven creando un mar de escenas, el viento nos susurra al oído demostrándonos su fragilidad y furia a la vez y el Sol se eleva en el borde del cielo, alumbra nuestros rostros y se va.  A simple vista, otro día más.

Sunday, June 16, 2013

Tenía que comenzar de alguna manera.

Aire puro, inhalar y expirar. Olor a rosas y a trigo. Candela se asomó a la ventana de su hogar con la única finalidad de observar el vecindario. Niños corriendo por las calles, señoras de edad senil con ropajes negros en tiempos de luto, tractores que anunciaban la llegada de los campesinos, algún que otro señor flirteando con tan bellas muchachas y, entre toda la muchedumbre, ahí estaba ella, su madre.



Monday, April 2, 2012

El resplandor de la luz que, de repente, asoma por cada rincón de la habitación. Despide a la oscuridad, al silencio, a cada profunda exhalación. Despertar, escuchar como el viento se enfrenta a todo lo que se interpone a él, volver a cerrar los ojos, recordar y limitarse a sonreír...
Un leve dolor de cabeza, sus ojos sin desmaquillar. Cada imagen del día anterior acude a su mente y hace que se sienta especial, realmente especial.
Page se levantó y, en pijama, tomó café solo como de costumbre mientras escuchaba "Radiohead". Vio cerca de ella apuntes de Neuropsicología, una de las asignaturas de la facultad que más le sorprendían.
Les echó un vistazo, como siempre, antes de ir a la universidad y en uno de los márgenes escribió verticalmente "You're just like an angel".

Inspiró profundamente, con todas sus fuerzas, levantó la cabeza, sonrío y expiró suavemente, a un ritmo constante. Pensaba en el día anterior con Leo, su pareja desde hacía dos años. Quedaron donde siempre, en el bar que hace esquina, al lado de una floristería que hacía años que estaba abierta. Leo la llevó allí por primera vez una fría noche de diciembre y, mientras Page estaba temblando de frío, él, con su pícara sonrisa, pidió dos tazas de chocolate caliente. Esta vez no entraron dentro, les apetecía caminar. Page cogió a Leo de la mano, y éste la abrazó. Tras un buen rato andando, se sentaron en un banco que daba a una casa enorme con jardines espectaculares, de esos que solo ves en películas y parecen tan poco realistas que apenas imaginas encontrarte. Cada vez que Leo la abrazaba, ella sonreía, le miraba fijamente a los ojos y sabía perfectamente qué era lo que les unía, ese vínculo especial que tanta fuerza le daba. El poder hablar durante horas de cualquier cosa, le hacía sentirse afortunada por tenerle a su lado. Ella acudía a él en todo momento. Él la quería y ella lo sabía. Leo sacó de su mochila una botella de cava y dos copas y Page no pudo parar de reír, le encantaba que le sorprendiera con cualquier cosa. Leo llenó las copas y dijo que merecía la ocasión. Page preguntó qué estaban celebrando y Leo, como siempre, soltó una de las suyas, diciendo que seguro que acababa de nacer un bebé o quizás, habían ascendido a alguien al trabajo, quizás alguien había acabado un proyecto o ganado un partido, siempre había algo que celebrar.
Page y Leo celebraron el mundo entero sin parar de reír. Él, tras unos segundos de silencio le dijo que la quería y la abrazó.

Finalmente, miró el reloj y se acabó rápidamente la taza de café. Page abrió el armario y eligió unos vaqueros y una sudadera blanca. Se puso las zapatillas, se recogió el pelo, cogió los libros, dejó una nota y salió en dirección a la universidad.
Hacía pocos días que Page había llegado de nuevo a la ciudad, por lo que tenía una extraña sensación, es como cuando te habitúas a otra cama que no sea la tuya y al cabo del tiempo vuelves a tenerla, con cada peluche incluido.
El sol iluminaba su rostro, sentía ganas de correr en medio de la muchedumbre, de bailar, de dar un abrazo a un desconocido, aunque la miraran como a una extraña. Sin darse cuenta, Page ya estaba en la facultad y en una esquina vio a Carol sentada junto a Jeremy, lo cual le produjo un alivio ya que pensaba que Jeremy aún no había vuelto de Arizona.
Jeremy era uno de sus mejores amigos en la facultad, solían quedar en la biblioteca para estudiar, pero de pronto éste decidió marchar, dijo que necesitaba cambiar de aires, conocer cosas nuevas. Le dolía lo que dejaba aquí pero necesitaba hacerlo. Esta decisión afectó profundamente a Page, le dolió, pero no pudo hacer nada más que resignarse y aceptar su decisión aunque sabía que, tarde o temprano, iba a volver.

Saturday, October 1, 2011

Can’t seem to let you go

Something always brings me back to you, it never takes too long.
You hold me without touch, you keep me without chains.
I never wanted anything so much than to drown in your love and not feel your rain.

Read the silence.

M'agrada aquesta cançó, té algo realement especial. Potser és que transmet exactament com em sento avui.
No sé ben bé com explicar-ho. Simplement sento pasivitat. Avui és un d'aquells dies en que em quedaria a casa tancada, sense dir res a ningú. Llegiria o potser miraria una de les moltes pelis que he de mirar.
Avui és com un dia de pluja sense ploure...

I will follow your whisper and we will scare away the night with no fear at all . You and I will meet one day under the night sky lit by soft black stars.

Friday, September 30, 2011

Under the night sky lit by soft black stars.

Amor y música

Los conceptos sirven para limitar la realidad y convertirla en algo comprensible. Cuando esto se pierde de vista, tenemos conceptos tan amplios y que significan tantas cosas que en realidad no significan nada.
Sin embargo, algunos conceptos pueden tener muchas cosas en común. Esto es lo que ocurre con el amor y la música. No se trata de una visión romántica o romantizada: si bien la música "mueve los afectos" (o dicho en palabras de nuestro tiempo: produce sentimientos), el amor hace exactamente lo mismo. Por ello, tanto el amor como la música pueden tener en nosotros un mismo efecto, si bien la causa muy diferente...

Encuentro de suma importancia decir que la música tiene un papel tremendamente importante en mi existencia, en mi realidad. 
Me apasiona su poder de transmitir lo intransmisible mediante la palabra, como bien dicen, "donde acaba la palabra empieza la música". 

La relación Sujeto-Objeto genera el conocimiento y es en la fuerza creadora de la imaginación donde entra la subjetivización del arte. La palabra prioriza lo objetivo, la música subjetiviza lo objetivo.

http://www.youtube.com/watch?v=8tKfYwc4zxA&feature=related